
Salvador, que viniste a teñir con pinceles nuestra tierra embarrada
que supiste marcar con esperanza el camino hacia el destino de un mundo fuera del real,
que desde tu epicentro mas intimo nos convertiste a todos en "Dalis" al ver cualquiera de tus obras y nos ofreciste un mundo lleno de realismo y verosimilitud.
Al caballero de Cadaques, de bigotes alargados, mirada almendrada, nariz de rinoceronte y estomago de mariposa, a ese mismo hombre que tanto extraño, contemplo y recuerdo como si lo hubiera conocido.
Ese es su nombre, Salvador que ha salvado las aguas de su difunto hermano y su pellejo de un indomable mandato paternal.
Dalí se diferencio del resto, incluso de sí mismo, para siempre.
espero ansioso ver ese tatuaje de Dali
ResponderEliminarM...
muy interesante el realto se nota claramente tu admiracion por Dali
ResponderEliminarbuen relato
saludos y cariños Carmen