
De pronto la luz parpadeo. El miraba el foquito esperando algún milagro oportuno. Ella bajó los hombros, se puso derecha y caminó por el pasillo hasta bajar la escalera. Se fueron juntas las almas que alguna vez supieron encontrarse. Después de la pelea un manto de verdad doloroso los invadía.
Angie.
ResponderEliminarBuenass vecina!(*)
Che, alta calidad por aca!
Me colgué leyendo un par, buenas ondas.
Que andes bien.
Salu´!
Isidoro
PD: en caso de seguir siendo vecinos claro.