
Los pies circulan por la madera. Se quiebran y estiran por la lealtad a la danza. La rutina del cuerpo choca en hemisferios eternos de números y compases. El saludo al sol finaliza un encuentro. Cada fibra y extensión de piel se aproxima más al final. La apertura desliza fantasías de colores. La luz culmina. La manos y las piernas se cierran para abrirse la próxima vez.
encantador relato.
ResponderEliminarSaludos.
g.
Sencilla y encantadora manera de narrar un momento.
ResponderEliminarme gusto mucho
ResponderEliminarsaludos y felicitaciones por los textos.
ernest