Con tinta china escribí tu nombre en un banco de plaza.
Era una tarde fría de invierno berlinés y, sin temor a reprimendas, tallé tu nombre sobre la madera del asiento donde estaba. La F, furiosa, corcoveando hacia los costados como lo hacían tus besos. La E, de espera, esa misma que nunca quise sentir de tus relojes. La D, diabólica como tu mirada desde abajo, como esa mirada mezcla de ángel y demonio que tenías al devorarme.
Allí estabas, con cada una de tus letras esculpidas en una plaza de Kreuzberg. ¿Te diste cuenta? ¿Sentiste algo especial ayer a la tarde?
Miré tu nombre escrito tan cerca de mi mano, tan cerca mío. Un escalofrío me recorrió la espalda. Después de dibujar estrellas al rededor de tu nombre, después de llamarte por enésima vez, después del después de todos los días que pasaron, aún así, aún en la distancia, ahí estabas.
Pero la naturaleza es implacable, y la lluvia que comenzó después, lo borró todo.
La lluvia, siempre tan evocadora y simbólica. Esa lluvia que empieza con una sola gota.
ResponderEliminar¡Siempre! Curiosamente el valor de la lluvia ha cambiado desde que vivo en Berlín, pero creo que cada vez que escribo sobre la lluvia pienso, sobre todo, en la de Buenos Aires. ¡Abrazo!
EliminarLa lluvia lo borró todo menos su recuerdo...
ResponderEliminarEsa sensación o certeza o deseo de que el otro esté al mismo tiempo sintiendo lo que uno en este preciso momento.
Aguante Angie. Abrazo grande.
A veces creerlo es una locura, y otras es una certeza. De una forma u otra, creo que algo de eso pasa y el otro/a siente...
EliminarAguante vos, Carlos ¡Me encanta leerte siempre!
Beso.
agua y tiempo
ResponderEliminartodo lo curan.
o no...
o sí...
Eliminartiempo, sobre todo, tiempo: el del reloj y el personal, ese interno que a veces es más poderoso que todo lo demás.
Hay letras, evocaciones, que la lluvia no puede borrar y este puede ser uno de los casos.
ResponderEliminarBeso grande desde Argentina
Puede ser, nunca se sabe ¿no? je.
EliminarPero su permanencia, estoy segura, depende de un solo lado ya.
Besos y abrazos grandes.
Hermoso texto! Me da una cosa nostálgica, otoño, lana...ja!.
ResponderEliminarEse amor que cura lento, que queda grabado. Uf, gracias!
Besote larga distancia.
lana otoñal, aunque acá sea invierno aún.
EliminarGracias, hermosa. Por cada palabra, como siempre.
Creo que esa nostalgia, esta vez, va bien encaminada..ja.
Te quiero.
si fue con tinta china y no con algo filoso como para que sea permanente... ¿no da un indicio?
ResponderEliminarlas lluvias siempre son tristes... no?
Puede que sea un indicio, puede. ¿Pero sabés qué? Tiendo a creer que no hace falta filo para calar. Y las lluvias a veces son más tristes que otras, sí. Como dije, desde que vivo en Berlin cuando escribo pienso, casi siempre, en las lluvias de Buenos Aires.
EliminarBeso
hay unos versos de un compatriota tuyo que dicen:
Eliminar"cuando siento algo diferente dentro de mi
miro siempre en la dirección donde yo nací,
y si la orientación no me falla hoy
estoy mirandoté desde... (berlín?)"
jaja, muy oportunos, F.
EliminarJusto estoy escuchando una playlist que me armé en Spotify y salió Calamaro. :)
Muy bueno!!
ResponderEliminarMe encantó este relato.
¡Muchas gracias, Georgina! Ojalá podamos leernos siempre
EliminarBesos grandes.
Felicitaciones Angie. Muy bueno. Me encantó. 👏👏👏👏 Que cambie todo, menos tus ganas de escribir.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Mariano! Espero que seas el Mariano que imagino...je. ¡Gracias en serio y adhiero a tu deseo! ¡Abrazo grande!
EliminarUn divinor.
ResponderEliminar¡Gracias, Rosso! :)
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