viernes, 15 de marzo de 2019

El mapa perdido




Un mapa como territorio de verdades,
como terreno decible de lo imposible,
allí están fijados tus desplazamientos en una y otra dirección,
allí, también, permanece el deambular de aquel hombre de mirada atrapante,
o el otro, el de pantalones color café que tanto te gustaba,
así como también la suma de besos que se dieron con F. en aquel viejo y derruido hotel,
o las caricias secretas de L a medianoche,
o incluso el resabio de la textura de los besos de M,
ternura y textura,
ternura y miel.

Cada paso, cada huella, cada mirada: todas son territorio de algo más,
de la sed,
de lo prohibido,
del deseo,
de la espera,
de las ganas
(y ese es el motor, siempre el motor)
GANAS, y en mayúsculas,
porque de nada sirve una boca carnosa sin caprichos.

7 comentarios:

  1. Los mapas siempre han sido insìradores. Ese mapa como metáfora del yo explorador.
    Brillante, Angie.

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    1. ¡Muchas gracias, Pitt! Lo veo como decís, el mapa siempre es un modo de explorarnos. Hay que seguir armando cartografía :)

      Besote y muchas gracias por pasar.

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  2. Estás en viaje, Angie, por sentimientos, lugares, recuerdos, sensaciones, siempre acompañada de tu historia y lo reflejas de manera impecable. Sí, un diario de viaje que no termina o ni siquiera empieza, verdad?

    Abrazos hasta allá!!

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  3. Algo así, Carlos, algo así. No sé bien dónde empieza ni dónde termina, pero así es. Creo que si no escribiera entendería la mitad de las cosas que soy. ¡Abrazo hasta allá! ¡Gracias siempre por pasar por estos mates!

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  4. Un mapa de piel y una brújula de recuerdos... el camino es largo, atesóralos antes de que llegue el invierno irreversible.

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    1. Así será, aunque por aquí ya sea invierno y esa primavera se espere con ansias. ¡Besos!

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  5. Un mapa contra la ferocidad, por lo menos en Argentina.
    Abrazo

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