miércoles, 23 de octubre de 2019

Nadie nada.

Foto: Helen Thomas

Construir desde el desierto,⁣
desde cero,⁣
desde todos los fragmentos.⁣

Abrazar cada partícula rota,⁣
cada pedazo en el suelo,⁣
cada terrón de pasado y del futuro, en el presente.⁣

Beber sorbo a sorbo el amargo,⁣
el agrio,⁣
el sinsabor
y, luego,⁣
llegar al centro del picor dulzor,⁣
de ese sabor que esperabas tanto en la boca,⁣
pero, solo después, (un rato después), de ese cóctel tragicómico de verdades.⁣

Pero cariño, como sea que llegues,⁣
no dejes que 𝘯𝘢𝘥𝘢, nada de todo eso,⁣
(nada de todo ese dolor que te dieron,⁣
nada de todo ese rechazo, desazón, traición e idilio que recibiste),⁣
nada,⁣
absolutamente nada de todo eso,⁣
te diga lo que no sos.⁣

Porque vos⁣
𝐬𝐨𝐬 ⁣
𝐦á𝐬⁣
(mucho más) ⁣
que solo eso.⁣

⁣ ©Angie Pagnotta-Depersia

martes, 15 de octubre de 2019

Güidito, te voy a extrañar



ADIÓS, AMIGO QUERIDO

Güido, Güidito, Güidis, Güido Víctor, a veces. Güido pasó poco tiempo por esta vida, pero dejó grandes aprendizajes para los que, aún, tenemos un ratito más de tiempo.

Güido nació en Gálvez (Town, como decía él), en Santa Fé, Argentina. Un 12 de abril ¿cómo olvidarlo? un mes antes empezaba la víspera de cumpleaños. Quien lo conoce, lo recuerda perfectamente. ''Falta un mes para mi cumple'', decía a cuanta persona se cruzara, y agregaba: ''recibo regalos''.
Decía que nació un 12 de abril, Ariano, sí, Ariano hasta el dedo meñique del pie. ''Ariano de mierda'', se decía a sí mismo y le decía yo solo para molestarlo (cuando se ponía muy Ariano) y él, por supuesto, me respondía ''canceriana de mierda''.

Lo conocí en 2008, cuando entré a trabajar de Secretaria en la Escuela de Danza y Arte de Reina Reech. Creo que esos años fueron inolvidables, creo no, lo sé.

Muchas fueron las cosas que pasaron, muchas buenas, bizarras, extrañas, divertidas, alocadas y, también, otras más complejas: separaciones, enemistades, disgustos -cosas de la vida cotidiana, claro- cosas que uno termina abriendo y compartiendo más y más en un trabajo. Pero ir a lo de ''La tía'' como decíamos nosotros, parecía, muchas veces, no ser un trabajo. Y no hablo por las tareas que hacíamos (muchas y con los años más fuertes) sino porque Güido le dio un EXTRA enorme a esos años de trabajo. Primero con su humor, una ventana de disfrute constante. Un humor ácido, sacado, a veces más sutil, pero siempre atinado. Después con su risa: contagiaba. Después con su cosa irrefrenable de no callarse nada, de decir todo tal cual pensaba, tal cual sentía. ¿Tenía problemas por eso? un montón, pero nada que un poco de risa no pudiera curar. 

Muchas madres de la escuela que iban a llevar a sus hijas a alguna actividad, nos y lo miraban con cara de desaprobación ¿cómo es tan mal educado? una vez dijo una. ¡Para qué! Güido se despachó de Pé a Pá, le cantó las 40 y la señora quedó muda. En todo tenía razón. Yo, para conciliar (siempre buscando el equilibro) le dije, aparte, que todo lo que le había dicho era cierto, que por favor lo piense, que, en todo caso, todo le sirva para revisar su modo. Semanas después, era otra mujer. Eso también era Güido.

También generoso. Muy. Conmigo lo fue mucho, en muchas cosas: en palabras, en leerme, en abrazarme fuerte cuando estuve tan mal, en contenerme cuando mi vieja murió, en saber más de mí que yo de mi misma, en hacerme entender algo re importante: el valor que tenemos como personas, pero también en hacerme saber que era mejor que te ''detesten'' por quien sos que te quieran por lo que no sos. Que todos tenemos mambos con el cuerpo, pero que tenemos que abrazarnos y aceptarnos como somos y yo lo hacía cada vez que me daba un chirlo en la cola y me decía ''No tenés más chico que no tengo cambio?'' o ''amiga, si yo tuviera ese culo ¿sabés qué? todo el día en bolas'' y así aprendía, poco a poco, a empezar a quererme, a través de su humor y de sus ojos. Que es mejor decir a tiempo que amargarse por no hablar, que es mejor olvidarse de ciertas cosas y seguir adelante, que nadie te tiene que aplastar, que si uno confía en lo que hace, entonces todo que salir bien. Y entre toda esa generosidad, también, tuvo la deferencia máxima: regalarme a mi gato Neyén Fausto (que falleció hace poco, como saben) un gato que mejoró mi vida, sin duda, así como él que, con su paso, me hizo ver que para encontrar la luz también hay que tener oscuridad.

¿Qué aprendí de Güido? a sonreír, a confiar, a no callar, a decir lo que pienso. Cada tanto me cuesta, sí, pero creo que hoy más que nunca haré él esfuerzo por no dejar de recordarlo ¿Qué aprendió de mí? eso se lo preguntaré cuando lo encuentre de nuevo, pero no ahora, no todavía.

Este podría ser el post más largo de hace mucho, mucho tiempo, pero si estás acá, todavía, toma la enseñanza de Güido, que siempre decía: ''la vida es corta, amiga, ya fue'' y la vida es corta, es cierto, tan corta...Gracias Güidito, gracias por dejarme ser parte de tu vida y vos por ser parte de la mía. Con Letita ya supe de algo que hacer de acá en mas: sonreír cada día, como vos nos enseñaste. 

TE QUIERO MUCHO, AMIGO, HASTA SIEMPRE.

domingo, 13 de octubre de 2019

Intenso

Ph: JR Korpa

Intensidad. Últimamente todo se trata de eso. 

Aparecen voces nuevas, me abro a escuchar, a compartir, a sentir. Intensidad absoluta, horas de charlas, risas, chistes, de profundidad. Después, tal vez, ¿la tormenta?

¿Qué borró la lluvia que se borraron las palabras, las risas, los rezos?
¿Qué borraste de tu alma que te olvidaste de mí? 
¿Así? 
¿Tan de golpe?

Entonces el acovachado escape sin escape de pensar qué dije, qué hice o manifesté ¿algo equivocado, tal vez?
que no fui del todo certera, que te aburrí, que no debí decirte una mínima cosa evidente, o, tal vez no  debí decir tanto.

Duda
Ahora todo es duda y un poco de mar y viento.


Tengo un imán para la incertidumbre / Tengo un imán para tu incertidumbre.

©Angie Pagnotta-Depersia


Corazón blindado

 Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo,  con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...