jueves, 31 de enero de 2019

Magenta de amor




“Alguien a quien una vez amé me dio una caja llena de oscuridad. / Me llevó años entender que esto, también, era un regalo’’ (Mary Oliver)

En tu poesía hay un calvario aterciopelado
besos de miel, flores secas en un jarrón y la biblioteca repleta de historias por contarnos,
hay, también, sabor a canela en tus manos y anís en tus mejillas,
hay tanto deseo oculto que nací para contarlo en estas líneas,

Vagamos por las calles estrechas y extrañas,
tememos el mismo cielo color magenta pastel,
acariciamos la tormenta que empieza a desprenderse,
la mía en Berlín, la tuya en Buenos Aires,
y nos volvemos invisibles ante los ojos del mundo,
ante los ojos de quién, como nosotros, no tiene respuestas.

Tus besos me devuelven el amor,
y las ganas.
Tal vez la mejor sonoridad que exista encapsulada en el silencio,
tal vez la mejor porción de mí,
pero estás lejos,
estamos a 11902 kilómetros de nuestros besos
¿Qué pasará con el tiempo sin el tiempo de nosotros?

En mis ojos un diluvio se lee a millas,
pero de nuevo, allí estoy: siendo irreverente en el deseo de endulzar mis manos con tu fuego,
y que lo dicho, entonces, se conciba con la mirada.

Angie Pagnotta

#poemasdeamor

domingo, 20 de enero de 2019

Y yo sigo sin estar




Hay que dejar de ser pretenciosos,
de especular con el tiempo propio y de los otros,
de ser tan egoístas y sumisos ante el ego,
de buscar en las redes invisibles mimos virtuales de cartón mal pintado,
de morder el anzuelo inútil,
de crear esperanzas ficticias,
de hablar tanto,
de decir poco,
de confiar en lo mediocre,
de burlarse de los demás,
de mirar en los otros las fallas propias y reír,
de llenarnos el culo de mierda ajena,
de castigarnos por el tiempo, el pasado, el miedo –en suma– por todo,
de ser nuestros peores jueces,
de morir de amor a diario,
de confiar en lo inesperado como si fuera el único lugar real del mundo,
de mirar para el costado,
de desear lo que no tenemos,
de lamerle el cuello a la muerte,
de condenarnos por nuestros actos,
de acrbibillarnos por nuestras palabras,
de morir de amor por nada,
de colmarnos la paciencia a nosotros mismos,
de necesitar las caricias virtuales,
de desear la pija ajena, las tetas ajenas, el culo ajeno,
de mentir,
de rogar,
de responder siempre,
de malgastar el tiempo en mirar muros y feeds,
de consentir la estupidez,
de ser condescendientes con la miseria.

Hay que dejar
y volver a estar.


Corazón blindado

 Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo,  con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...