jueves, 3 de junio de 2010

Eterno egoísmo


Después de los besos pasamos al sillón,
no había rincón de la habitación en el que no hayamos estado.
Jugaste con mi pelo como siempre mientras me repetías lo linda que estaba esa noche.
Pedimos un vino rosado y empezamos a tratar de entender por que estábamos así.
Es innecesario esto, le dije mirando a la pared.
"¿Por qué?", preguntó casi con tono inocente (y yo pensé: ¿tiene que preguntar esta obviedad?)
Me parece que preguntar eso querer pelear, es no aceptar lo que nos pasa-que es nada-, es querer correr el velo del adiós por un rato más, un innecesario rato más de nosotros juntos, es aprovecharte de que ahora sabes todas las miserias que mi corazón dispara por vos, es atropellar una vez más mi estúpido cuerpo por un egoísmo-eterno egoísmo-de tu parte.
"No pienses que es siempre igual, quizás yo cambié, además esta noche la quiero pasar con vos"
La estúpida doncella cayó ante lo que escuchó y ante sus brazos y ya no supo más que hacer.

1 comentario:

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