Entonces estamos donde terminamos…muriendo en el recuerdo de la noche perpetua
Lo efímero de nuestra mente, es vagar por los rincones que ya no debemos ni asomarnos, esta tonta debilidad se entorpece con tu recuerdo…se entorpece con esas cosas que me hacen débil…
Tu voz suena como un tambor asesino, un cristal roto que me llama a morir…
¿Si nos deslumbramos una vez más, que pasaría?
¿Qué recovecos de mí recorrerías?
La noche que decidiste partir me dejaste iluminada de adrenalina
La cuota más exacta de maldad, la cruel partida y fúnebre devastación de tu mirada me presume ganas de encontrarte.
La exigencia de mi espíritu entiende que puede seguir sin tu locura, pero la cruda madrugada de cuatro lunas me pide tus manos llenas de impaciencia, sólo que ya no escucho lo que me pide, y hago lo que siento.
Sólo que ahora es tarde para volver a mendigar tu risa.
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