miércoles, 31 de enero de 2018

El universo vuelve a cero


El universo vuelve a cero cada 30 de enero, como aquel viernes de 2009 donde una parte de mí se fue para siempre. Yo estaba de viaje, eso tampoco lo olvido, así como tampoco olvido el viaje en micro desde Entre Ríos a Buenos Aires. Las horas no pasaban más. Un ruido blanco en mis oídos no me dejaba frenar la cabeza ni un minuto. Los flashes estaban ahí, en cada mínimo gesto que recordaba, en cada palabra. Me despedí de mi madre un 29 de enero. La vi mal, pálida, frágil. Me acuerdo los detalles y me duele como si fuera ahora el momento. Salí triste de su habitación, miré para atrás y ella entrecerraba los ojos, esa fue la última vez.
Cuando estaba yéndome a Entre Ríos le dije a mi papá: "Llevala al médico, no está bien" Pese a que lo hizo, al día siguiente falleció. Me llamó mi papá por teléfono pero mi hermana fue quien me lo dijo. Comencé a gritar y los gritos de ese día no los olvido porque nunca sentí tanta impotencia, tanta tristeza juntas. Quería teletransportarme. Esos 296 kilómetros me parecían infinitos y lloré todo el viaje, eso es todo lo que recuerdo. El 31 de enero la velamos en Caramuto, tampoco me olvido. Cada vez que paso por ahí, en Av. Independencia, no puedo evitar mirar para arriba y clavo los ojos en esa sala donde la velamos. Todo esto es un recordatorio, me digo. Cada día lo es. A veces sueño con mi mamá, ella sabe que murió y sin embargo me habla de cosas que pasaron después de su muerte, como si supiera. Será que sabe, claro. Sabrá, entonces, que la extraño, que los últimos dos años de su vida, especialmente, fueron los más hermosos que compartimos juntas. Sabrá que tiene una nieta preciosa, que su marido sigue siendo un sol, que yo, bueno, sigo siendo como siempre: un pequeño terremoto alegre y, aunque todas las cosas están bien, la dicha sería completamente entera si estuviera para disfrutar de todo lo lindo que vino después. Pero yo sé que estás, mami, yo sé que en algún lado estás.
Siempre te amo, siempre estás en mi corazón y en mí; infinitamente vos, como dice mi tatuaje.

Corazón blindado

 Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo,  con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...