martes, 29 de agosto de 2017

Los infortunados (instrucciones para olvidar aquello que no quiere recordar)

*


Las pocas veces que algún rincón pequeño de mi corazón extraña cosas, gente o lugares que ya no existen, un buen truco es recordar ese pequeño momento de la vida en el que creía que eso (inserte lo que extraña, aquí) era impoluto. Verá que lo que ocurre es que una pequeña sonrisa se asoma. Acá viene el pero, ese enorme pero que ocurre siempre porque notará que la sonrisa dura poco, muy poco. Verá, le explico mejor: ocurre que casi siempre hay un balde de agua fría y ese balde viene en forma de recuerdo y es allí donde podrá ver todo lo demás: aquello por lo que padeció, aquello por lo que se angustió, aquello que lo/la lastimó y, entonces, pierde vitalidad ese impulso de extrañar. Algo importante: en este manual no nos refermimos a extrañar personas, lugares o situaciones que hicieron bien (esos rincones siempre sucsitan los mejores pensamientos y sonrisas) Hablo de los otros, los infortunados. Si alguna vez se pudiera volver el tiempo atrás, digamé si no le gustaría regresar con el corazón puesto allí pero también con los ojos atentos, ¿no le parece? Así muchas de las cosas osucuras que pasaron hace unos años, no hubieran pasado ¿Se da cuenta? Pero como sabiamente me repite alguien muy cercano, tal vez la persona más importante de mi vida: "todo lo ocurrido nos hizo llegar hasta acá por algo". Le presto la frase, quedeselá, sienta esa sensación; quedesé con el irrefutable hecho de que ahora todo es mejor y mirará hacia atrás con otra sonrisa, una superadora, una mucho mejor.
Confiar y volver a confiar será la tarea más difícil pero por suerte todo tiempo pasado no fue mejor. Si alguna vez lo traicionaron, perdone. Si alguna vez lo lastimaron, perdone. Si alguna vez le mintieron, perdone y sólo así podrá perdonar su herida, la que usted mismo se hizo, sin saber lo que estaba haciendo.

Corazón blindado

 Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo,  con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...