
Los sueños se esparcen en mi mente. La lluvia de elocuencia se presentó otra vez.
A lo lejos veo un mar inmenso. Mi cuerpo desnudo se sumerge sin más pudor que el frío instantáneo de las olas. Las estrellas caminan por el cielo, tras los secretos que dejaron sus ancestrales destellos.
Un caos inmenso, erótico, invade mis manos. Se pronuncia el deseo, se peina el olvido al viento.
El pecho late, los pulsos del corazón galopan por mi océano. El aroma, las piedras, el sol sin vista me perfuma.
Libertad de morirme acá, libertad de no volver jamás.
Algunos sueños se concretan, otros no.
ResponderEliminarAndrea
Hola, soy Cecilia de Neuquén. Queria felicitarte por el blog, me gusta mucho como escribis y lo que decis en cada texto me identifico mucho con las historias y con los sentimientos. gracias, saludos desde el sur
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