En la distancia se ponen en paralelo los rumbos.
Aquel punto de ruptura, hoy vuelve a tener una leve línea de lápiz sin trazo ni pulso.
El azar comienza nuevamente a jugar sus monedas y mi suerte alcanza lo que la vida quiera.
Sin destinos, ni formalidades (no más de las tuyas), sólo las mías, mis formas y mis ganas.
Aquellas que únicamente importan a la hora de cohesiones, del pulso del reloj para encontrarnos.
Aquel punto de ruptura, hoy vuelve a tener una leve línea de lápiz sin trazo ni pulso.
El azar comienza nuevamente a jugar sus monedas y mi suerte alcanza lo que la vida quiera.
Sin destinos, ni formalidades (no más de las tuyas), sólo las mías, mis formas y mis ganas.
Aquellas que únicamente importan a la hora de cohesiones, del pulso del reloj para encontrarnos.
A lo lejos el camino, la nueva distancia, el nuevo latir rojo de vida.
El mar, siempre me espera, pase lo que pase.
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