
Hasta los besos se roban un hasta luego y no los volvemos a tener.
El adiós sólo es infinito sino queda ni una chispa de ánimo por volver.
Se vuelca el vino de tu copa en el mantel, después de la despedida furtiva de siempre.
Se chocan las miradas.
El adiós titila.
El hasta luego es suficiente.
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