
Una rosa plantada en el medio del río. Contra la corriente intenta sostenerse. Sus pétalos, sus espinas y hasta sus hojas se esfuerzan por no perecer. El bruto movimiento de los barcos, los hombres y lo escatológico la han perturbado demasiado. Resiste, está casi inmóvil. El viento la quiere ayudar a sostenerse, pero es imposible. Una y otra vez se balancea al intentar estar de pie.
A unos pocos metros, una pareja se sienta a observarla. Y entonces el hombre la arranca y se la regala a su mujer.
Y dicen que eso es amor.
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