
El eco del día se compara al viento.
El sol. La tarde cayendo.
El viento en mi cara me provoca una sonrisa, que deja el espacio exacto para que entre la brisa en mis labios.
El paisaje se torna mágico. El tiempo se detiene.
Los ojos inquietos intentan mirar cada ínfima cosa y volver a retener la foto, imaginandola.
Siento alegría, la costanera es mi lugar
sencillo y hermoso
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