
Después de entender que todo pasa, me doy cuenta también que todo llega.
No tenía casi ninguna esperanza de que me sucediera algo bueno al finalizar el año, sin embargo, una persona hermosa que hace dos meses me acompaña me dio todas las llaves de nuevo, y me siento acompañada, contenida y sobre todo amada.
Es increíble como cambian las cosas con otra perspectiva. Acá parada no entiendo como pude pararme en otra realidad, tan dolorosa y distinta al presente.
Antes era cuestión de sostener una estructura a cualquier precio, debía amarlo, debía estar con él, debía compensar mis errores (provocados por sus motivos), de la forma que sea. Hoy, no hay errores, ni males, ni pesadillas cotidianas. No hay planteos, ni cuestionamientos, ni celos enfermizos. No hay control sobre mi persona, ni reloj de llegada. No hay caras y pensamientos negativos, ni rechazo, ni falta de tacto para lo ultra sensible.
¿Y cómo fue vivir con todo eso? y ¿cómo es ahora vivir con todo esto?
El cambio es positivo. Se cierra una puerta, se abren mil ventanas.
Después del todo pasa, existe el todo llega.