
Te imaginaba detrás de mi sombra. Como una caricia constante que me arrebataba la piel.
Te soñé enredándome en tus brazos, entre las miles de formas que me enredaría en tu cuerpo. Nos vi juntos sin realmente creer que sucediera alguna vez. Y nos vi, principalmente unidos por el mismo sueño, creyendo en el otro, acostumbrando el colchón al cuerpo del otro, besando cada rincón de tu piel, acurrucándome en tus hombros hasta sentirme entera, de nuevo.
Estas presente en mi sonrisa y eso alivia cualquier dolor.
- La foto es de Gaby Herbstein
Es dificil explicar la incomplitud como la necesidad que a veces tenemos de contar con optro para estar bien...
ResponderEliminarExacto, tan sabias tus palabras siempre, Alberto.
ResponderEliminarBesos!