Cada madrugada se despertaba parte de mi sueño y se aferraba a la imagen de vos.
Una extraña proyección, diría mi psicologa de hace unos años que me reclamaba en cada sesión de terapia lo mismo: idealizás mucho a las personas.
Gran problema cuando se "necesita" idealizar, pensé. Sólo que ahora no era idealización, sino que sucedía.
El imaginario de la mente circulaba por la sensualidad de tus ojos, que derivaban en lo hermoso de tu cuerpo, de tu espalda, de tus manos. Una inmensa fragilidad y contensión se desnudaba al abrazarte. Podía caerme a tus pies, podía sin dudas esperarte toda la vida, pensé.
El pequeño secreto que mi cuerpo guardaba, estaba esperando por vos. Allí, en el lugar menos pensado se esconde la felicidad, puede haber felicidad.
Un paso adelante, y se abren los caminos, lo importante es como llegamos, no llegar.
Una extraña proyección, diría mi psicologa de hace unos años que me reclamaba en cada sesión de terapia lo mismo: idealizás mucho a las personas.
Gran problema cuando se "necesita" idealizar, pensé. Sólo que ahora no era idealización, sino que sucedía.
El imaginario de la mente circulaba por la sensualidad de tus ojos, que derivaban en lo hermoso de tu cuerpo, de tu espalda, de tus manos. Una inmensa fragilidad y contensión se desnudaba al abrazarte. Podía caerme a tus pies, podía sin dudas esperarte toda la vida, pensé.
El pequeño secreto que mi cuerpo guardaba, estaba esperando por vos. Allí, en el lugar menos pensado se esconde la felicidad, puede haber felicidad.
Un paso adelante, y se abren los caminos, lo importante es como llegamos, no llegar.
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