miércoles, 11 de noviembre de 2009
La llave que acierte
El ego se suspende hasta morir. La tisteza del pasado se convierte en un maletín de recuerdos con candado y llave sin destino. El océano espera entre sus crujidos el adiós. La distancia separa un codo más de este empacho. Capricho del tiempo y del olvido que se empeñó en retroceder nuestros ojos al abismo.
La nostalgia del pasado se evapora con el presente, que lleno de ansiedad, busca encontrar la llave que abra el cajón que ayer cerraste. Allí reposa el corazón, cada vez más frágil, de mí.
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Corazón blindado
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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Nunca había entendido la gravedad Hasta que algo atrajo tu cuerpo al mío No discuto que haya ocurrido algo especial Aunque si se bien que...
Me encanto este texto. con cuanta delicadeza, sinceridad y pasion se pueden decir las cosas buenas y malas. gracias por compartirlo, andres
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