Cuando era niña, mi abuela materna solía contarme la misma historia siempre:
"Eras terrible de chiquita, siempre fuiste muy mimosa. Cuando tenías sueño y querías dormir, buscabas acostarte al lado mío, ponías mi mano debajo de tu cara y así te dormías. Era incómodo para mí pero no importaba. Antes de dormirte, me pedías que te acariciara el pelo y ahí te dormías". Esas palabras, ese momento es el único que me dejó mi abuela que falleció ayer.
El resto, pasó. Se comportó terriblemente mal con su hija (mi mamá), con mi hermana, con mi papá y conmigo. Sin embargo este será mi último recuerdo.
Rogelia, que descanses en paz.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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Corazón blindado
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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Nunca había entendido la gravedad Hasta que algo atrajo tu cuerpo al mío No discuto que haya ocurrido algo especial Aunque si se bien que...
Sigues con esa sinceridad brutal y ese desapasionamineto que da gusto leer y compartir tus textos...
ResponderEliminarcontundente y bello.
ResponderEliminarSaludos
Roy