
La última lágrima se despide de la ciudad, invadida de aplausos falsos y carcajadas mudas.
Allí va, perdida, sola, a destiempo.
Se embellece en su humedad, se perfuma de nuevos aires, toma empujón y finalmente se va para no volver jamás.
La última del destello pasado de amor moribundo, parte.
La última de todas las lágrimas de amor ingrato, se fué.
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