
Algunas cosas cambian para no cambiar jamás. El deseo se renueva en la constante lucha de la pareja y también del individuo que charla con la soledad.
Aquellos destellos rojos de primavera, de sueños de abril posándose desnudos sobre el cielo. Del parque y sus vueltas, de la calecita, del silencio que nos comía la piel.
Hoy el cielo se renueva, se reparte y se enloquece. El miedo de no volver a verte jamás, la necesidad de saber cómo estarás y la confirmación continua de entender que no habrá retorno y ya no es por mí, sino por vos.
Ni los besos, ni las putas, ni los barcos pierden la necesidad de ser siempre iguales, sin embargo algunas cosas cambian para no cambiar jamás.
Es cierto algunas cosas cambian para no cambiar jamás. Me gustó mucho este post, Angie. Tenés talento, mucho.
ResponderEliminarBesos
Andrés