miércoles, 11 de noviembre de 2009
Ecos de aire (primera parte)
Una niña encantadora y delicada se perfumaba mientras la mañana asomaba por su ventanal.
Sus cabellos colorados, teñidos de ansiedad, se enrulaban en las puntas de su lacia cabellera.
Un sonido en la puerta la inquietó. Esperaba el momento en el que llegara la hora en que su amor prometido tocara la puerta y la fuera a buscar.
Ecos de aire rebotaban en la habitación, en plena quietud, simulando para los oídos atentos, un golpe en la puerta. Pero no, allí no había nadie, todavía.
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Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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