
Una niña descalza, caminaba.
Se soltó el cabello y lo desenredó.
Acomodó su flequillo, y el viento la ayudó a peinarse.
Sus delicadas manos iban dibujando surcos por su cabeza.
Después, vendría el perfume a vainilla que tanto le gustaba ponerse.
Se hizo su colita y siguió caminando, sonriente.
Plena, alegre, sin más preocupaciones que atarse los cordones.
Vuelvo a ser esa niña cada rato.
linda niña
ResponderEliminarlinda vos
carlos