Ni una sola sonrisa más, se prometió Julieta al partir.
La forma del amor, era la promesa que necesitaba.
No había allí más que una sombra de su pasado, queriéndo regresar a distraerla, un rato más.
Nada eterno, ni paraísos ni sueños. Ese hombre-extraño ya- sembraba en ella el deseo y el temor, con una inmensa cuota de maldad, la más deliciosa que jamás hubiera probado.
Ninguno de los dos quería volver la vista atrás, ya no.
El palacio se cerró, el principe murió y la espera se agotó hasta cansarse.
Ellos, cada uno por su camino, buscando la forma del amor.
lunes, 5 de abril de 2010
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Corazón blindado
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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