
Sin dudas, la tierra se está vengando de nosotros. No es casualidad que el temporal en Brasil dejara -al momento- 95 muertos. La sequía, el calentamiento global, nada es casualidad. ¿Qué esperamos?
El tiempo es corto, el daño ya está hecho, pero siempre estamos a tiempo de arrepentirnos.
Será entonces que tiene que haber un huracán acá, en Buenos Aires, y ¿tiene que estar el obelisco en llamas para tener conciencia? o ¿todavía se puede confiar en nuestro cerebro, nuestro amor por el suelo en el que vivimos?
La tierra se está vengando y no es novedad.
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