
Acobardando las ganas, la delicia llegó al fin.
Tu beso en mi mejilla, plantó una vez más, aquello que hace años, dijimos: "jamás pasaría"
Un dolor, una caricia, un poco de sexo entre la piel y la fiebre derribando el cielo de los dos.
No hubo despedida ni flores en el ayer, hubo lo que hay hoy, un manto inerte de presencia quieta, de llama ardiendo levemente hasta extinguir la mordida de la piel.
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