
Te veo a lo lejos. Sé quien sos. Estás, como yo, esperándome.
Una de tus manos se detiene en tu cabeza, pensativo estás preguntándote a dónde iré.
Un minuto después me acerco a tu encuentro.
Estas, como dijiste, allí.
La sombra del pasado se pierde tras mis pasos, tus ojos me perciben enamoradizos.
Tocás mi cara con tus dedos, suavemente pellizcas mi pera. Mis ojos se emocionan, esperaban verte hace tiempo.
Quisiera poder besarte, no es el momento, decís.
Finjo una sonrisa, "un buen destino me espera" pienso entre mis dientes.
Tu invitación a un café me es irresistible. Siempre te ocupaste de ser caballero, te distinguís del resto. La noche es otra invitación, no puedo decirte que no.
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