Me detuve en el tiempo de él, en sus formas, en aquello que percibe como "fundamental". Todas sus costumbres se vinculaban con el orden, la formalidad, la estructura para todo.
Yo, completamente distinta, minimizo las estructuras al máximo nivel posible, no me preocupo por la diplomacia, ni soy paciente ante la espera.
El, obstinado, rutinario y radical entre lo cotidiano y lo habitual.
Yo, soñadora, espontánea y cambiante entre lo que siento y lo que imagino.
El, resiste naturalmente lo que no le gusta. Yo lucho hasta embarrarme para no dejarme doblegar por aquello que me agobia.
Nosotros, siempre fuimos distintos, moldeables, pero diferentes. Supimos llevar adelante nuestras distancias generacionales, nuestros egoísmos, nuestros deseos, pero no podemos evitar aún ciertos reproches.
Habrá un momento en el que nos alejemos de las distancias y podamos compartir con los ojos vendados, aquello que nuestro camino eligió formar.
jueves, 20 de agosto de 2009
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