El capricho se inquietaba entre mi pecho. Mis dedos firmaban el adiós de tu nombre.
Me pediste un beso más, te dije que no. Te lo apropiaste, como un niño roba caramelos en un kiosco. Lo mismo sucedió con tus manos que adoraban dibujar círculos invisibles en mi rosto.
Jugábamos a querer olvidarnos del otro, como si pudiéramos tomar una píldora que nos anestesie los recuerdos.
Te adueñaste de mi sencibilidad maldita, con aquellas cosas que duelen, que me perjudican. Sabiendo, conociendo mi carácter, pudiste especular con mis sentimientos.
Pero, te dije: ¡basta!
Me miraste aterrado, no sabías que decir. Huíste, te fuiste enojado y triste, te fuiste... y ese era mi fin.
viernes, 21 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Corazón blindado
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...

-
Con tinta china escribí tu nombre en un banco de plaza. Era una tarde fría de invierno berlinés y, sin temor a reprimendas, tallé tu...
-
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
No hay comentarios:
Publicar un comentario