
El tiempo se resta, se consume, se aleja. La motivación diaria y continua de la vida se acerca a lo desconocido. ¿Para qué definirnos con agujas que marcan horas?, ¿para qué contar los minutos y segundos en las demoras?. Debemos vivir sin relojes, sin números, sin condiciones que nos marquen. Un ojo siempre atento y el otro absolviendo la vida, los colores, los sentimientos. La mirada, debe concentrarse en aquello que nos nutre, nos da placer, nos completa el alma hasta armar el rompe cabezas mental. Dejemos conducirnos por un deseo que nos marque, por una emoción que nos aproxime a lo sentido, por el cuerpo, por la danza de las manos y los besos. Por todo aquello que no se puede tocar, por todo esto que podemos sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario