
Se bifurca desde el deseo inmediato, se reprime y se exprime. El deseo tiembla en la palma de la mano hasta agotarse. Una forma más de resistencia al olvido, de no dejar que el tiempo influya en cada acto.
El tiempo pasa, el permanente escandalo de rozarnos nos conmueve, de un momento a otro se pasa del anhelo a la concreción. Pero no se puede todo, hay que elegir. Un segundo después, un momento antes todo vuelve al lugar de origen.
La forma permanece inmóvil, quieta. Sutilmente se abren y se terminan de cerrar los pulsos, el corazón vuelve a su tamaño habitual y así la vida.
* La imagen es un cuadro de Pablo Ruiz Picasso, etapa donde sólo pintaba en colores azules y rosas. Es una etapa previa al Cubismo que luego adoptó y lo relacionó al surrealismo del que tomó su esencia pero agregó movimientos más distorcionados y quizás con mayor fuerza.
añoro aquel cuerpo imperfectamente esculpido: el cuerpo del amante, ese que devora, que es vaivén: reprime y se exprime.
ResponderEliminarte estaré visitando :)
y bienvenida a posmópolis.
Muchas gracias Psomópolis, espero tus visitas y gracias por hacerte seguidor!
ResponderEliminarBeso!