“¿Cuál puede ser nuestra única doctrina?. Que al ser humano nadie le da sus propiedades, ni Dios, ni la sociedad, ni sus padres y antepasados, ni él mismo (el sinsentido de esta noción que aquí acabamos de rechazar ha sido enseñado como ‘libertad inteligible’ por Kant, acaso ya también por Platón). Nadie es responsable de existir, de estar hecho de este o de aquel modo, de encontrarse en estas circunstancias, en este ambiente. La fatalidad de su ser no puede ser desligada de la fatalidad de todo lo que fue y será.
El no es la consecuencia de una intención propia, de una voluntad, de una finalidad, con el no se hace el ensayo de alcanzar un ‘ideal de hombre’ o un ‘ideal de felicidad’, o de un ‘ideal de moralidad’, es absurdo querer echar a rodar su ser hacia una finalidad cualquiera. Nosotros hemos inventado el concepto ‘finalidad’: en la realidad falta la finalidad...”
El crepúsculo de los ídolos.
Friedrich Wilhelm Nietzsche
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Corazón blindado
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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Nunca había entendido la gravedad Hasta que algo atrajo tu cuerpo al mío No discuto que haya ocurrido algo especial Aunque si se bien que...
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