Todo lo sólido se transformó en un líquido apenas con tinte rojo.
No podía convertirse en otra cosa. Nada más lógico que fueran restos de corazón disueltos en lágrimas.
Y junto al temblor del cuerpo, se aproximaba un cálido abrazo.
Al menos un momento de magia, un par de horas tal vez.
Ese fueguito interno, contenido, crece cauteloso.
Castigado por las sombras del pasado. Castigado por el miedo.
El fuego avanza como tal, y la llama sigilosa, espera.
No podía convertirse en otra cosa. Nada más lógico que fueran restos de corazón disueltos en lágrimas.
Y junto al temblor del cuerpo, se aproximaba un cálido abrazo.
Al menos un momento de magia, un par de horas tal vez.
Ese fueguito interno, contenido, crece cauteloso.
Castigado por las sombras del pasado. Castigado por el miedo.
El fuego avanza como tal, y la llama sigilosa, espera.
¡Que bello texto!!
ResponderEliminarme ha encantado y has logrado una buena fusión de prosa e imagen.
María
Es un verdadero "retrato narrado", muy bueno.
ResponderEliminarGracias María, por unirte a seguidores y por comentar. Me alegra que te guste. Beso
ResponderEliminarGracias Charly! besos