miércoles, 20 de enero de 2010
La palabra
Una rara idea se cruzó por mi mente hoy sobre la comunicación y como repercute el discurso del otro en uno.
De algún modo, cada día nos despertamos con ciertos planes más o menos armados, quizás se concreten, quizás no, pero un margen de actividades diarias y cotidianas tenemos por hacer. Algunos rompen esa estructura y terminan haciendo otros planes para el día, otros siguen la rutina más o menos de la misma forma e incluso la aceptan.
El discurso del otro se acerca a nosotros, a los individuos. De pronto, surge la comunicación y de alguna forma, el discurso del otro se intercala en nuestro cotidiano, en nuestro propio discurso también.
Lo que nos dicen afecta o no algún sentimiento o idea, quizás no ahora, sino en un sueño, o al día siguiente o cuando la ficha tenga que caer. Lo que nos dicen se aloja en algún lugar de nuestra mente y explota o permanece.
El dicho, el entredicho, la palabra, la oralidad hiriente, lo feliz de las palabras...todo. Todo nos alcanza en algún punto y nos moviliza.
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Corazón blindado
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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Nunca había entendido la gravedad Hasta que algo atrajo tu cuerpo al mío No discuto que haya ocurrido algo especial Aunque si se bien que...
No somos inmunes a la palabras...
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