
"Diciéndole adiós a los trenes, ¿qué pierdo yo?" acepta Sabina al igual que yo.
No sólo pasan algunos trenes, sino que dejo que se vayan sin el más mínimo arrepentimiento.
Lo que no se dio no se dará aunque intentemos forzar el destino, la sombra o el zapato que caminaba a nuestro paso.
Desde el último adiós a hoy, no dejás de restar en mis lindos recuerdos que tanto me cuesta rescatar.
Nada de lo sucedido tiene sentido si realmente no hay sentimiento. Nada ha sucedido más que la distancia fervorosa del recuerdo. Nada, nada más que una profesía sin receta.
En el recambio de aire, se vaciaron varias flores.
Algunas quedan, no todas. Algunas, las que quieren seguir estando, estan.
No hay un último tren y es bueno saberlo antes de sacar boleto para un viaje de ida sin sentimientos...
ResponderEliminarEs cierto, no hay un último tren. Pero ya no me molesta que pasen algunos, yo ahora elijo cual tomar o no.
ResponderEliminarGracias por comentar Alberto
Besos