Cada mañana intento despertarlo apoyándole el culo en su pija muerta. Adoro sentir su pene, sea como sea, aunque a él no le gusta que lo haga. Durante la noche lo toco sobre su boxer un tanto húmedo y si veo que no se da cuenta, me animo a masturbarlo dormido, sí, he llegado a hacerlo. Lo deseo constantemente, ya no puedo esperar a que esté despierto para cojermelo. Si por mi fuera le daría sexo oral cada mañana, amanecería de mejor humor, tengo esa teoría.
¿Y cómo no hacerlo?, su aroma es apenas una justificación. Cada vez que se va a duchar le pregunto: ¿No queres que te bañe?, tímido me dice siempre: “mejor otro día”. Me pregunto entonces, ¿cuándo será? NUNCA! no hace falta ser un genio para entender que no sucederá, tiene vergüenza o simplemente no quiere.
En el momento oportuno, busco besarlo. Sé que es parco, no le gusta que lo arrincone contra la pared para estamparle un beso. También se pone molesto si al pasar le toco la entrepierna, dice ser tímido.
Un día le propuse jugar a cumplir otros roles, incluso le mostré un disfraz que quería utilizar. Me dijo que no, que no le gustaban esos juegos. Fue entonces cuando se me ocurrió comprarme un conjunto y un vestidito muy sexy, me lo puse y se lo mostré mientras preparaba la comida, me dijo: “que lindo, pero mejor guardalo, no quiero que se te arruine”. Ese día decidí no insistir más y aprendí a soñar que todo eso ocurría, al menos entre mis manos y mis sueños.
(20/08/2009)
mmmmmmm muy erotico el texto Angie, cuanta carga sexual tiene esa mente, sumamente interesante, pareces ser una mujer a la que no se le escapa ningun detalle para atraer y tener a un hombre rendido a sus pies.
ResponderEliminarFelicitaciones
Un Beso
Hernán
Dicen que uno sueña con lo que no tiene cuando está despierto...
ResponderEliminarExacto Alberto, por eso aclaré la fecha, era parte de un sueño...
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