
Pasado el huracán, la niña soltó su cabello.
Un minuto después, llenó de aire sus pulmones como si una brisa hubiera cambiado el rumbo del viento para siempre.
Ya no temía y prometió no esconderse más.
No había a quién querer sorprender ni por quién intentar cambiar.
Ella y todos sus errores: ella y todos sus aciertos estaban ahora nuevamente en su decisión.
Nada podía distanciarla de sus sueños, ya nada la opacaría.
Caminó entre sol y sombra hacia su casa.
Sonrió durante todo el trayecto e imaginó su vida a partir del momento mágico de aceptarse.
Uuaauu!!!
ResponderEliminarfinalmente llegaste y eso es lo importante
ResponderEliminarbesos
Ernesto
La vida como el resultado de la suma de nuestros aciertos y de nuestros errores. La madurez como consecuncia de aceptarse uno para poder ser...
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