jueves, 14 de enero de 2010
Cielo Celeste
Se jugó la última. Fueron varias más del montón.
El cuello se estira más para asomarse a escuchar las pocas mijagas que quedan por oír.
No se contiene la ira, no se estremece más que una pura vanidad.
El relámpago hizo ruido pero también dejó huellas con nombre.
"No se puede todo" gritaba el olvido.
No se puede remediar aquel pasado. No se tapa el sol con un dedo.
Ningún clavo saca otro clavo. Nada de lo que se diga tiene sentido desde la ignorancia.
Unas pocas luces giran a mi al rededor y me contienen. Aquellas chispas eternas de juventud y vitalidad me invaden. El talento del arte de refugiarme sigue en pie. Nada me corrompe ni me oprime. El cielo vuelve a ser celeste y el sol sale una vez más.
Todo se puede. Todo llega
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Corazón blindado
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
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Nunca había entendido la gravedad Hasta que algo atrajo tu cuerpo al mío No discuto que haya ocurrido algo especial Aunque si se bien que...
El arte de refugiarse es un arte de lo provisorio -y no por ello menos necesario- que nos asiste cuando sentimos que el cielo no volverá a ser celeste...
ResponderEliminarExacto, el refugio a veces es necesario, evita el escape y además invita a la reflexión. El refugio también es la música, pintar, escribir. Es un momento único y privado, a eso también llamo refugio y claro a lo que mencionás vos.
ResponderEliminarSaludos, gracias por volver a leerme.