La mecha de tus ojos se enciende contra mis besos. Lo sé, lo recuerdo.
Soy derrotada por las palabras, por ellas, por cada una. Soy derrotada por cada silencio, cada espera, cada ruptura.
Los besos muerden la sal de los labios y, en ese desierto, tal vez, ya nada se encuentre.
©Angie Pagnotta, 2018
♥♥♥
Un placer leerte. Me gustan los escritos cortos sin tiempo en la vida de los bloggers que no les importa si no son escritores
ResponderEliminarun abrazo INMENSO
Muchas gracias, Recomenzar.
EliminarA mí también me gustan esos textos. A veces con poco decimos más que con un largo, larguísimo texto. ¡Abrazo grande! ¡Gracias por pasar!
Siempre hay algún oasis cerca, quien pasó alguna vez por un desierto valora con intensidad el frescor del agua.
ResponderEliminarUn gusto visitar tu espacio, te vi en el blog de Carlos y quise conocerte.
Saludos.
Hola Adriana, mucho gusto entonces y muchas gracias por pasar. Coincido con vos, totalmente...el frescor del agua, valorar eso...
EliminarYa mismo me meteré en tu blog a leerte, un abrazo.
Has detectado ese momento. Lo demuestra tu poesía para nada desierta. Enhorabuena, Angie.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola Carlos, que bueno volver a leerte por acá. Gracias por tus palabras, si algo se puede remendar con la escritura es, por lo menos, encontrar las palabras justas, precisas...pero sobre todo cuando se detectan esos momentos que decís.
Eliminar¡Gracias por pasar! ¡Besos!