Sin esperanza en los sentimientos no hay acción. Lo saben las mujeres que intentan luchar a diario contra el inevitable (por momentos) engaño de sus maridos. O lo saben las amantes que apuestan su piel por una gota de amor más.
Confiar los sentimientos a sentimientos ajenos para tener la lucidez necesaria de seguir adelante con el juego al que apostamos, confiar aunque sea en vano, en cada palabra y gesto de amor del otro para apoyarnos en el pedestal sin caer.
Esperanza en el sentimiento. Acción.
Acción feliz o lamentable, pero acción al fin.
De eso parece tratarse nuestra existencia, de accionar, de darle un sentido a nuestros deseos y dejarse llevar, como quien se desliza feliz por un tobogán, disfrutando el momento, aunque al final del mismo no espere un tremendo charco...
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