El caos de las almas bajó hasta el cielo. Allí estaba Alicia, intentando sonreír en paz.
No dejó que sus sueños se rompan, aún había lugar para una quimera.
Dejó los ojos de Andrés aturdidos, esperó- una vez más- morder el cáliz del perdón del suelo, pero nada fue útil. Se rompieron los diamantes, se rompió el sueño que parecía no quebrarse jamás.
Alicia estaba encerrada en su miseria, con lágrimas negras de amor y odio.
Subía al cielo para morder el polvo del adiós. Subía, pero bajaba mil escalones en un segundo.
La depresión no cesaba, los ojos se lastimaban, las manos sabían que iban a caer.
Alicia, se alejó de la puerta para siempre, quizás, esperando volver.
Permaneció dura y quita. Trémula, ausente y febril.
Se fue para irse del todo, de una vez y para siempre esta vez.
Subía al cielo para morder el polvo del adiós. Subía, pero bajaba mil escalones en un segundo.
La depresión no cesaba, los ojos se lastimaban, las manos sabían que iban a caer.
Alicia, se alejó de la puerta para siempre, quizás, esperando volver.
Permaneció dura y quita. Trémula, ausente y febril.
Se fue para irse del todo, de una vez y para siempre esta vez.
Fecha: 05/07/2011
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