
La lluvia enmudece los teléfonos. Los lazos del corazón se desarman.
La lluvia empaña el deseo y lo abre de nuevo para jugar.
Aquel arbol adelanta unas gotas. Los techos empiezan a mojarse.
El viento expande su risa por el cielo y las hojas reman hacia el mar.
...y las hojas reman hacia el mar, y uno de se deja llevar, en esa barca imaginaria, en el que la deriva es la mejor certeza.
ResponderEliminarLa lluvia enmudece los teléfonos
ResponderEliminareso es bellisimo
La lluvia enmudece los teléfonos
ResponderEliminarqué bello es eso!