
La belleza del primer tacto de lengua.
La sonrisa permanente en el despojo de las miradas.
La ausencia total del tiempo evadiendo cada distancia.
La dulce y pura perfección en su rostro, lo blanco y rojo de sus pupilas encantadas.
Aquella daga inmensa dejando de doler.
El ardor en la piel por la destreza de las manos.
Rincones, miles de rincones perteneciendo a la sal de las heridas, que en mi boca se derraman.
Calor, aromas y yemas circulando por la espalda.
Curvas. Triángulos
Y la fiebre en los pechos, firmes e inquietos como montañas.
Las manos buscan contemplar cada rastro de vida uterina, de piel con saliva, de fiebre y de vida, de noche y mañana.
Hola escribo desde puerto rico y me parece un texto de sumo nivel erotico y bellezza hermosas palabras y bello testimonio de plenitud
ResponderEliminares muy calido el blog y el espacio que has construido
cariños!!
Oiga! Que no somos de bronce los lectores...
ResponderEliminar