
Las hojas crujían bajo mis pies. De a poco se encaminaban mis pasos hacia la laguna.
Una sombra en la fuente de agua, unas monedas ahogándose en el fondo.
Todo lo que es, está en esa calma.
Cristales inmensos de dichas y esperanzas cabían en su claridad.
Mis manos tomaron unas monedas y derramaron sus deseos.
El destino estaba siendo como había soñado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario