sábado, 30 de octubre de 2010

Diabla

Y pensaba no callar más. Abrir la puerta y ver que pasaba.

Arrinconé sus ojos, esperando algún silencio cómplice y no sucedió.

Ella estaba posada sobre su corazón y la magia sucedía en esos rincones y ya no en estos.



Mientras daba vuelta en mi cama, pensé que lo había despertado de tanto pensarlo.

Un sueño ideal me había despertado a las 3, y yo finjía no haber estado soñando.



La dama de negro, de los ojos de infierno volvía a arder.

Yo sabía que su regreso tenía que ver con la muerte, pero también sabía que esto no lo volvería a sentir jamás.

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