
Y el camino que solía andar acompañado, me liberó.
Y la sombra que dejaste se marchó, un rato después de la tormenta.
Las anécdotas de las que me hablabas, no tenían más historias que contar.
El horizonte a lo lejos se llevaba las últimas piñas del sol.
Un campo verde.
Las estrellas encendiéndose.
La noche por fin, nos dejó solos.
El tiempo se detuvo, y a nosotros en ese beso.
Un instante después, estaba aferrada a tus manos, para no caer.
bello y hermoso
ResponderEliminarcariños
carmen
me gusta mucho como expresaste todo mediante un color y una constante de texturas.
ResponderEliminarBesos para vos