
El dulce sabor.
Su amor.
Su piel.
Aquello que no puedo tocar ahora pero acompaña mis manos, en el recuerdo.
Su voz.
El perfume de nosotros.
Su mirada.
Aquello que extraño a horas del último encuentro.
Él, único.
Inmenso y entero.
Feliz.
Tu corazón está blindado (como estuvo siempre) simpatizo, sin embargo, con la idea de —algún día— quebrar la protección absurda de tus can...
No hay comentarios:
Publicar un comentario