
Creo en el fracaso porque ya estuve ahí y salgo de él todos los días. Me voy trepando por las paredes de la agonía, hasta respirar un poco de aire. Resvalo, los pies se deslizan por los muros eternos, parece que caigo nuevamente y sin embargo las manos toman fuerza de algún lado y asciende.
Creo en mí, por eso salgo, porque puedo.
Me estiro, hasta conseguir algún espacio donde subir. Me estiro, y parece que llego.
Exhausta, me subo como puedo a un rincón de piso lejano. Salgo, pero cada vez y cada día cuesta más.
sinceramente me parecio muy buena la reflexion de tu post
ResponderEliminarte felicito
saludos, ernesto